Cosas (Que ni yo puedo controlar)
Soñando con el paraíso, ese que esta entre tus piernas, lejos de lo obsceno, más cerca de lo que quiero que siempre sea real...
Soñando con una verdad que no se parezca a una puñalada por la espalda, a un deseo de vida aprisionada... O a un tiempo que no tiene sentido ni existencia, simplemente bulimia y anorexia de eventos... De deseos, caprichos, materias, fideos, elegancia y anillos de poder.
Donde, si los puentes quisieran, todos podríamos ser felices, lamiendo y lamiendo, los jugos de la mayor de las inconsciencias, esas que me hicieron uno con vos, esas que me dieron la vida hacia el infinito. Esas verdes, claroscuras visiones del infierno. Azul, frío y comprando diarios a la vuelta de la esquina... ¿Te acordás de la vida esa? De ser felices en do mayor, con alguna séptima sostenida. Con algo más que claves de sol de fa, de amor o de lo que sea que nos mantenía unidos y coherentes. Poxipol, gotita, o cualquier artificio humano. Para nada natural.
Porque nada de ello, nada de lo que fuimos fue natural, simplemente capricho por tecnología, burocracia, hipocresía, porque hasta eso contaminaron, el amor, la misma idea de la pureza, no está sino más que contaminada por los esbirros que nos tratan de vender plastilinas más rebotantes (sic), ingenuidad con tetas paradas y culos hacia atrás. Que nos quieren vender pasajes baratos al cielo, con estadías cortas en los pisos de la Tierra. Ellos, ya me contaminaron el más sagrado de los sentimientos. El polvo, la desilusión, los niños trabajando hasta las 3 de la mañana... ah, si tan sólo Dios amara a sus hijos...
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Soñando con una verdad que no se parezca a una puñalada por la espalda, a un deseo de vida aprisionada... O a un tiempo que no tiene sentido ni existencia, simplemente bulimia y anorexia de eventos... De deseos, caprichos, materias, fideos, elegancia y anillos de poder.
Donde, si los puentes quisieran, todos podríamos ser felices, lamiendo y lamiendo, los jugos de la mayor de las inconsciencias, esas que me hicieron uno con vos, esas que me dieron la vida hacia el infinito. Esas verdes, claroscuras visiones del infierno. Azul, frío y comprando diarios a la vuelta de la esquina... ¿Te acordás de la vida esa? De ser felices en do mayor, con alguna séptima sostenida. Con algo más que claves de sol de fa, de amor o de lo que sea que nos mantenía unidos y coherentes. Poxipol, gotita, o cualquier artificio humano. Para nada natural.
Porque nada de ello, nada de lo que fuimos fue natural, simplemente capricho por tecnología, burocracia, hipocresía, porque hasta eso contaminaron, el amor, la misma idea de la pureza, no está sino más que contaminada por los esbirros que nos tratan de vender plastilinas más rebotantes (sic), ingenuidad con tetas paradas y culos hacia atrás. Que nos quieren vender pasajes baratos al cielo, con estadías cortas en los pisos de la Tierra. Ellos, ya me contaminaron el más sagrado de los sentimientos. El polvo, la desilusión, los niños trabajando hasta las 3 de la mañana... ah, si tan sólo Dios amara a sus hijos...