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... HOY SE PUEDE LEVANTAR LA SEXTA COPA ... !



enero 09, 2006

Volvi

Eso, de vuelta en Buenos Aires, dando vueltas por las ruinas circulares de un Borges que dejó de soñar el día que entró a la biblioteca de Babel. Tambien algo de Castaneda, que practicamente me salvó la vida (muchas gracias a aquellos que lo recomendaron, porque el haberlo leido en el viaje de ida a Bolivia, me cambio mucho, muchisimo la vision de las cosas, y muy posiblemente haya sido lo que logró que termine con Marita)
Y siguiend con los viejos poemas de amor (?)

Juguemos a que me partis la cabeza
a que mi amor no se puede contener
a que cada nota que da vueltas
te acaricia el pelo de a poquito

Jueguemos a que te quería curar
mientras yo sufro con tus picanas
verbales, jueguemos a que quizás
podamos curarte la enfermedad

Juguemos a que no hay un mañana
y que los poemas de amor
dejaron ya de ser tan obvios y redondos
Como yo.

Juguemos a que no hay un mañana...

Juguemos a que la vida se extiende
por entre las mentes que sienten
jueguemos con los camiones
a todas las veces que te dí flores

Juguemos a que no nos conocemos
a que tu rostro es otro
y en nada a mi se parece tu pelo.

Juguemos a que nos queríamos conocer
a que nada se interponía
a que yo no me iría
a que quiero besarte

Juguemos a besarnos,
a escondidas,
con las manos,
a la salida.

Juguemos a que te querías escapar
pero que en el fondo
cada vez te perdías más.

Juguemos a que no podés caer nunca
en el abismo grande y eléctrico
que es poseer tus pechos
a un ritmo cada vez más frenético.

Juguemos a que éramos niños,
con infancias,
con rostros,
con caramelos,
con juegos.

Juguemos.

Juguemos a visitarte en tu casa,
a volar por los peajes,
a un inocente ring raje,
que hace salir mi alma.

Juguemos a cantar de a versitos,
muy despacito, al oído, bajito.
A que susurrábamos la felicidad,
por miedo de que no esté más.

Juguemos a caminar por la plaza,
mirar el tobogán, el subibaja.

Juguemos a escucharnos,
a regarlarnos chupetines,
a que cuando se me mojen los calcetines
no tenga que volver a lavarlos.

Juguemos a que nos íbamos de campamento
y que por las noches me escapa a tu carpa,
para contarnos cuentos de terror
y ver cual de los dos se esconde primero en la cama.

Juguemos.

Prometo que esta vez
no haré trampa.

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Feedbacks:

Bienvenido! Y me alegro de que hayas escuchado(?) la sugerencia y hayas leído a Castaneda. A mí, cada tanto, Don Juan me salva la vida.

 




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