Porque con la roja a Zizou y la copa a Materazzi, el mundo premió a Salieri y castigó a Mozart.
Pero Materazzi quedará en la historia del fútbol por sus codazos, patadas arteras e insultos barriobajeros...Zidane, en cambio, por las palomas, conejos y pañuelos de colores que hacía aparecer a voluntad de esas galeras mágicas que tenía en los empeines externos de cada uno de sus botines.
No entiendo que la gente no entienda el cabezazo de Zidane. Zizou es un pied noir que se crió en Marsella, algo así como el Fuerte Apache de Francia. Y cualquier pibe que curte calle en cualquier suburbio del ancho mundo aprende rápido que cuando te mojan la oreja solo hay una respuesta posible. Pero es una lección que se aprende sin maestro, por pura práctica, una cuestión de supervivencia. Y casi casi se te acaba ecribiendo en el código genético. Después el pibe crece y, a lo mejor, se culturiza. Aprende que hay otras maneras de solucionar los conflictos. Zidane creció, se culturizó y se convirtió en Rey Mago. Se codeó con presidentes, reyes ( sin magia ) y papas. Y haciendo malabarismos inverosímiles con una pelota llegó al día de ayer, el de su despedida triunfal. Y cuando solamente faltaban diez minutos para vestirse de gloria apareció un italiano "vivo" al que se le ocurrió mojarle la oreja ( las grandes historias siempre necesitan el concurso de un personaje miserable ). Y entonces no fue Zidane sino Zizou el que respondió y lo hizo de la única forma que había aprendido en los suburbios de Marsella - Zizou el pequeño pied noir - con aquella respuesta que casi casi llevaba escrita en su código genético. Y en ese instante el mundo, los presidentes, los reyes ( sin magia ) y los papas se fueron al carajo y a mí me pareció hermoso que así haya sucedido. Porque en ese cabezazo Stendhaliano había mucho del Julián Sorel de "Rojo y Negro" y porque el hombre, cualquier hombre, siempre es un héroe trágico y los héroes trágicos indefectiblemente acaban dandose de bruces ( o de cabeza ) con su destino. Parece ser que al gran Zidane lo venía persiguiendo a través de los años el pequeño Zizou, el pibito de los arrabales del sur francés, y por fin consiguió alcanzarlo ayer, en el estadio de Berlín, cuando apenas le faltaban diez minutos para la gloria.
Pero...¿existe gloria más grande que cagarse en la gloria? Grande, Zizou, ayer más grande que nunca. Al fin y al cabo las historias verdaderamente grandes nunca tienen final felíz...y por eso son las más bellas.
P.D.: Cachito...¿y si te moja la oreja una mina cuál debe ser la respuesta? Pibe, si te moja la oreja una mina te das media vuelta y te vas. Dignamente.